Durante las tres últimas décadas el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España ha puesto en marcha numerosos proyectos para promover la utilización de las tecnologías de la información y de la comunicación como recurso didáctico, desde el año 1985 que se implantó el proyecto Atenea hemos ido adquiriendo experiencia sobre cuáles son las aplicaciones que son útiles en las aulas, analizando las ventajas e inconvenientes que presenta el uso del ordenador con los alumnos y las estrategias más convenientes para la implantación de las TIC en los centros, así como las dificultades que surgen en el desarrollo de las herramientas y los materiales para el aprendizaje.
Sin embargo, después de tantos años, la repercusión del ordenador en la educación no es comparable a la que ha tenido en todos los demás órdenes de la vida, sobre todo en aquellas actividades y profesiones en las que, como ocurre en nuestra profesión docente, la información es el elemento esencial. Informes de la OCDE en el 2003 mostraban el retraso en la utilización de las TIC como medio didáctico, en general, en los países más avanzados.
El proyecto Descartes surgió con un objetivo principal que es promover nuevas formas de enseñanza y aprendizaje de las Matemáticas integrando las TIC en el aula como herramienta didáctica. Se inicia en el año 1998 con la intención de romper esa tendencia tradicional y aprovechando las circunstancias que se dan en este nuevo siglo, tanto desde el punto de vista económico dado el abaratamiento de los sistemas informáticos, como el tecnológico al aparecer las líneas de alta velocidad para la transmisión de datos y con ellas la utilización generalizada de Internet a bajo coste, pero también comportamientos y aspectos sociales ocasionados por la utilización generalizada del ordenador y de Internet en nuestro contexto cercano y diario, y no olvidando, en particular, el interés de muchos profesores de matemáticas por las TIC.
El proyecto Descartes ofrece materiales didácticos para el aprendizaje de las matemáticas, en los niveles de enseñanza no universitaria, que:
- son controlables por el profesor en un tiempo razonable
- son fáciles de usar por los alumnos, no tienen que emplear tiempo en aprender su manejo
- cubren los contenidos del currículo correspondiente al curso donde se vayan a usar
- son adaptables por cada profesor a la didáctica y metodología que crea más conveniente para los alumnos con los que va a trabajar.
Además, la utilización de estos materiales favorecen la posibilidad de usar metodologías:
- activas, el alumno es protagonista de su propio aprendizaje
- creativas, los alumnos toman decisiones durante el proceso de aprendizaje
- cooperativas, se trabajan los conceptos y procedimientos por parejas o en pequeños grupos
- individualizadas, cada alumno puede ir a su ritmo y tener atención personalizada; la atención a la diversidad se convierte en una realidad.